martes, 20 de noviembre de 2012

ORIENTACIONES DE POLÍTICA PARA UNA LEY DEL ARBOL URBANO

La incorporación del árbol urbano en los espacios públicos de nuestras ciudades ha sido un proceso lento y dificultoso (Ver Historia de la Arboricultura Urbana Chilena), el que se caracterizó en sus inicios por ser el resultado del aporte de personas y familias acomodadas, con ausencia del estado. Fue solo a inicios del siglo pasado que, con la celebración del primer Centenario de la República, el árbol urbano tuvo una presencia importante en áreas verdes que se crearon especialmente para tal fin. En épocas más recientes, a partir de mediados del siglo XX, el árbol urbano comenzó a ser incorporado de forma planificada en algunas ciudades de nuestro país, tarea en la que las municipalidades con mayores recursos fueron pioneras y muchas municipalidades pobres aún no pueden comenzar.

Puede ser éste el motivo o la causa del enorme déficit de árboles urbanos que existe en nuestras ciudades, a lo que se suma la confusión que existe entre arbolado urbano y áreas verdes. Para poner las cosas en su lugar es importante decir que en cualquier comuna en la que el árbol urbano forma parte de la planificación del territorio, encontraremos que el 80% del arbolado presente en ellas está situado en calles, avenidas o pasajes y tan solo el 20% de los árboles existente en dicho territorio estará situado en áreas verdes. Este dato proviene de comunas como  Santiago, La Reina, Providencia, Las Condes, Peñalolén, Vitacura, entre otras. Son comunas que tienen en total entre 50.000 y 70.000 árboles en su territorio, de los cuales, tan solo, entre 10.000 y 17.000 árboles se encuentran plantados en áreas verdes.

Desde la década del '60 del siglo pasado hasta la fecha ha existido un desarrollo significativo en el ámbito de la incorporación del árbol en la ciudad, desarrollándose paralelamente a este proceso la Arboricultura Urbanaque es la disciplina que se preocupa de esta actividad. En este período diversas municipalidades organizaron campañas masivas de arborización; los viveros rurales potenciaron sus  producciones de árboles urbanos; las municipalidades de mayores recursos comenzaron a licitar el diseño, creación y mantención de áreas verdes; se crearon las primeras empresas privadas para la gestión de áreas verdes, las municipalidades han licitado la mantención del arbolado urbano. En todo este proceso, finalmente, el estado jugó un rol, el que a partir de la década de los años  `90 del siglo pasado se estancó: solo basta ver lo que ocurre en la Región Metropolitana de Santiago, donde CONAF ha ido disminuyendo la cantidad de árboles que durante 20 años entregó, promediando los 20.000 árboles urbanos/año, llegando al límite de no impulsar proyectos innovadores como el Plan Santiago Verde del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago.

La preocupación por el arbolado urbano, que a inicios de la era industrial tuvo como objetivo ayudar a la higienización de los barrios y ciudades, 200 años después y a inicios del siglo XXI, con una nueva comprensión que aporta la arboricultura urbana, el árbol urbano se inserta en el contexto de los problemas globales que sufre el planeta y la sociedad en su conjunto, pasamos de ver el árbol urbano como un elemento que sirve para el ornato de nuestras ciudades a entenderlo como un ser vivo, que requiere cuidados, capaz de proveer múltiples beneficios ambientales, sociales, económicos y culturales. Este conjunto de beneficios del árbol urbano se constituye en un marco orientador, que permite fijar prioridades, orienta las políticas de arbolado urbano y da relevancia a la arboricultura urbana. Han quedado en el pasado aquellas preguntas que siempre se han hecho los urbanistas respecto del arbolado urbano y ahora, motivados por otros conocimientos profesionales, nos preocupamos de los temas que son importantes para lograr que nuestras ciudades sean sustentables. ¿Cual es la mejor combinación de árboles viarios y en áreas verdes que debemos lograr para generar un máximo de beneficios para la sociedad y el planeta?.  De lo que si estamos seguros es que debemos superar en el corto plazo las brechas existentes de arboles urbanos plantados entre comunas ricas y comunas pobres.

Antes de continuar es necesario preguntarse respecto de cuales son los alcances de la arboricultura urbana. Daniel Rivas Torres nos aporta cuando señala que la Arboricultura es la ciencia que se dedica al cultivo, al cuidado de los árboles, arbustos y enredaderas, considerados como individuos. Por lo general, el árbol que importa como individuo se encuentra en las calles, parques, plazas, camellones, andadores, jardines botánicos, arboretos, instituciones, empresas, viveros, unidades residenciales, casas, fincas, etc. Al árbol de las ciudades se le llama árbol urbano, y no árbol ornamental, porque, como ya hemos analizado, sus funciones son variadas y van más allá de un papel meramente estético.

Es importante destacar que la preocupación del árbol urbano como individuo significa también la preocupación por su entorno y las condiciones ambientales en las que se desarrolla. Por este motivo, entre otras materias, existe un consenso amplio respecto de los criterios de calidad que debe presentar un árbol urbano para ser establecido en la ciudad. Este no es un tema menor ya que sabemos de numerosas campañas que se hacen llamar de arborización urbana, regalan pequeñas plantitas de no más de 30 cm. de altura, de las que no se logra conocer ni siquiera el lugar donde esas plantitas fueron establecidas. Debemos buscar un nombre adecuado para aquellas campañas que no aportan árboles urbanos, que hacen mal uso de los dineros del estado  regalando pequeñas plantitas que no logran sobrevivir.

Fuente: Arbolado Urbano en la Legislación Forestal Latinoamericana

Para avanzar de forma decidida en lograr que las personas, las vecindades, los barrios, las comunas y ciudades dispongan y disfruten cada vez más de los beneficios que proveen los árboles urbanos, es necesario superar una serie de brechas, problemas y déficit detectados, los que se señalan a continuación: 


Déficit de arbolado urbano en comunas pobres
Excesiva presencia de especies caducas en ciudades con aire contaminado.
Árboles viarios sin riego y sin cuidados culturales.
Ausencia de criterios de calidad de producción de árboles urbanos.
Falta de herramientas de catastro y planificación del arbolado urbano.
En algunos círculos aún se utilizan criterios higienistas ajenos a la arboricultura urbana.
La arborización urbana se rige por la oferta de arbolitos y no por demanda planificada.
No se aplican en áreas verdes los conocimientos propios de la arboricultura urbana.
Falta de investigación en arboricultura urbana.
Desvinculación entre las actividades de arborización urbana y las zonas arboladas rurales.
No se utilizan especies nativas que crean hábitat para la biodiversidad regional.
Aplicación de podas que desfiguran y mutilan los árboles.
No existe un cuidado especial para nuestros árboles singulares.
Los criterios imperantes impiden que las empresas impulsen la arboricultura urbana.
Falta de competencias y conocimientos para orientar el manejo de los árboles urbanos.
Áreas verdes urbanas sin prioridad arbórea hacia la sustentabilidad.
Existe legislación que afecta negativamente el desarrollo del arbolado urbano.
Los presupuestos para arboricultura urbana son escasos y dispersos.

Para avanzar en la implementación de un sistema de gestión del arbolado urbano en nuestro país, es necesario definir una política nacional de fomento del arbolado en la ciudad, la que a la luz de los problemas detectados, sea capaz de abordar los siguientes objetivos:
  1. Consensuar un arreglo institucional en torno al fomento y cuidado del árbol urbano  que logre generar sinergias, cubrir vacíos y brechas e identificar y potenciar las capacidades existentes, potenciando su aporte al logro de ciudades sustentables.
  2. Incrementar la oferta gratuita de árboles urbanos de calidad del estado, fortaleciendo las vinculaciones público-privadas y de las organizaciones sin fines de lucro.
  3. Definir mecanismos e instrumentos que permitan fomentar la arboricultura urbana en un contexto de ciudades sustentables.
  4. Diseñar e implementar un sistema de indicadores que permitan identificar las especies que más contribuyen a lograr ciudades sustentables.
Para superar los problemas existentes y asegurar el logro de los objetivos señalados es necesario crear un cuerpo legal que tenga como objetivo el fomento, cuidado y protección del arbolado urbano, permitiendo incrementar los beneficios sociales, ambientales, económicos y culturales que éstos generan, pasando de criterios urbanistas tradicionales a la implementación de un nuevo paradigma del arbolado urbano que es coherente con el de ciudades sustentables.
Bellotos del Norte, especie en peligro de extinción, plantados en el bandejón central de la
Alameda Bernardo O`Higgins, frente a calle República.
Texto Elaborado por Santiago JM Del Pozo Donoso, Ingeniero Forestal de la U. de Chile.
Correo: arbol.cl@live.cl