Mostrando entradas con la etiqueta política forestal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta política forestal. Mostrar todas las entradas

sábado, 8 de junio de 2013

HISTORIA DE LOS BOSQUES NATURALES Y FORESTAL DE CHILE


PRESENTACION

La mitad de los bosques naturales del planeta han sido destruidos en los últimos 8 mil años. Ya en 1912 Federico Albert estimaba que nuestro país había perdido 15 millones de hectáreas de bosque nativo. Esta situación ha disminuido dramáticamente la capacidad de la Tierra para mantener su equilibrio ecológico. En consecuencia, con altos niveles de CO2 emitidos a la atmósfera, la desertificación, falta de agua y extinción de especies, el mundo se encuentre en la actualidad en una situación de crisis ambiental que puede tener insospechadas consecuencias para la humanidad.

En nuestro país se intenta contribuir a mitigar los cambios señalados, pero en el sector forestal nos encontramos con una paradoja consistente en la estimación de que las plantaciones forestales establecidas en suelos degradados tienen más valor para el país que las 13.000.000 de hectáreas de bosque nativo que aún Chile posee, lo cual es evidentemente erróneo. Al introducimos en nuestra historia encontraremos la raíz de lo ocurrido con nuestros bosques nativos y con las plantaciones forestales, que permite en la actualidad, a unos pocos, sostener la paradoja señalada.

Las 13.000.000 de hectáreas de bosque nativo que Chile posee en la actualidad, corresponde tan solo al 46,4% de los ecosistemas forestales que poseía al inicio del siglo XVI, lo que no es más que el remanente de aquellos bosques prístinos que la providencia nos entregó para que lo atesoráramos con sabiduría.

Estamos hablando de tala indiscriminada para obtener la leña que durante 200 años alimentó los hornos de la minería de plata en el norte de Chile; eliminación de bosques en los valles para habilitar terrenos para la agricultura o creación de urbes; incendios colosales, que duraron meses y dejaron gruesas capas de cenizas sobre el suelo, realizados con el fin de acelerar procesos de colonización en el sur del país; sobreexplotación para producir madera aserrada la que sin exigencia alguna eludió el criterios de rendimiento sostenido; exterminio de bosques para aportar terrenos a la producción triguera para ser exportado a California y Australia.

No tenemos mucho de que enorgullecernos cuando se trata de mostrar la relación histórica que como país tenemos con la naturaleza. Es probable que sea ese el motivo de que en todos los análisis que se hacen de la “actividad forestal” o del “sector forestal chileno”, los distintos autores pongan el acento solo en lo acontecido en nuestros últimos 40 años de historia. En este documento tenemos la oportunidad de conocer la verdadera Historia Forestal de Chile.

Santiago JM Del Pozo Donoso
Ingeniero Forestal
Santiago, mayo de 2013.

INDICE

PRESENTACION
INDICE
INTRODUCCIÓN
CAPITULO I: Historia de los Bosques Nativos de Chile
Origen de la vegetación boscosa del norte de Chile.
Conquista y dominio del Imperio Inca (siglos XIII al XV)
Conquista española y período Colonial
Bosques y matorrales del norte chico para hornos de fundición
Uso del fuego para debilitar al enemigo, despejar lugares peligrosos y tácticas de guerra.
Pérdida de bosques del siglo XIX
Leña para hornos en minería de plata y cobre
Zonas urbanas sin arborización
Exportación de trigo a California y Australia
Colonización del sur de Chile
Resumen siglo XIX
Pérdida de bosques siglo XX
Búsqueda de nuevas especies exóticas de rápido crecimiento.
Uso de especies forestales de rápido crecimiento
Lucha contra la erosión
Sustitución del bosque nativo
El Servicio de Reservas Forestales.
CAPITULO II: HISTORIA DE LA LEGISLACION SOBRE BOSQUES
CAPITULO III: EVOLUCIÓN DE LAS INSTITUCIONES FORESTALES.
1.- Planificación forestal:
2.- Incorporación de Comunidades al Desarrollo Forestal:
3.- Instituciones forestales públicas:
4.- Aprovechamiento del bosque nativo:
5.- Reservas de Bosques Fiscales:
6.- Áreas Silvestres Protegidas:
7.- Incendios Forestales:
8.- Arbolado urbano:
9.- Fomento de Plantaciones Forestales:
10.- Fiscalización Forestal:
11.- Mecanismos de fomento forestal:
CAPITULO IV: ORGANISMOS FORESTALES PÚBLICOS.
CAPITULO V: DESAFIOS DEL SECTOR FORESTAL CHILENO PARA EL SIGLO XXI
Lineamientos programáticos
1.- Organismos forestales públicos:
2.- Conservación de la Biodiversidad
3.- Incorporación del bosque nativo como un valor en la cultura nacional.
4.- Planificación forestal.
5.- Incorporación de Comunidades al Desarrollo Forestal:
6.- Aprovechamiento del bosque nativo:
7.- Reservas de Bosques Fiscales:
8.- Áreas Silvestres Protegidas:
9.- Incendios Forestales:
10.- Arbolado urbano:
11.- Fomento de Plantaciones Forestales:
12.- Fiscalización Forestal:
COMENTARIOS FINALES
BIBLIOGRAFÍA 


Ha sido fructífera la revisión de documentos elaborados por los conquistadores españoles, por los cronistas que los acompañaron y también por historiadores, realizada con el fin de identificar referencias que permitieran conocer las características de los bosques que existían en nuestro territorio en la segunda mitad del siglo XVI. Ya en esa época se ha dejado constancia de la frondosa vegetación arbórea y arbustiva que existía en los valles y explanadas de lo que actualmente es un desierto.

La vegetación señalada es el remanente de los bosques y selvas que existieron en el norte de nuestro país hace millones de años, vegetación lujuriosa que se fue modificando junto con el fin de la última glaciación, de la cual eran un mudo testigo los bosques del Valle de Copayasu (Copiapó) y de las quebradas y valles de más al norte, los bosques de olivillo (Aextoxicon punctatum) del Parque Nacional Fray Jorge, las Palmas (Jubaea chilensis) de Tilama, Ocoa, Cocalan y del Valle de Santiago.

La legislación colonial que protegía la vegetación nativa no se aplicó, predominando en esa época y hasta avanzado el siglo XIX la legislación minera que permitía la corta de bosque, situación que por falta de fiscalización terminó en depredación y pérdida de valiosos ecosistemas forestales. El rechazo de esta situación y su denuncia pública efectuada por Claudio Gay Mouret junto con la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), en 1838, llevó a la creación de las primeras leyes forestales de la República de Chile. En esa misma época comenzaba el interés por la Arboricultura Urbana en Chile, que llevó a la creación de parques (Quinta Normal, O’Higgins, Santa Lucía), proceso que tuvo su máxima expresión con la celebración del primer centenario de la República de Chile, donde se crearon los Parques: Forestal y San Cristóbal.

En la segunda mitad del siglo XIX, la producción triguera, la minería, la falta de planificación para la colonización del sur de Chile y la explotación irracional de los ecosistemas forestales para extracción de madera y leña, generaron el mayor desastre ambiental que haya ocurrido en nuestro territorio, fenómeno histórico que nuestra  sociedad aún no logra dimensionar.

Recién a inicios del siglo XX se crean las primeras instituciones forestales en el Ministerio de Industria, representadas en la Sección de Aguas y Bosques (1906) que fue reemplazada por la Inspección General de. Aguas, Bosques, Pesca y Caza (1911),  ambas a cargo de Federico Albert, cuyo fructífero trabajo abarcó la creación de viveros fiscales, de Reservas de Bosques Fiscales, plantaciones forestales, control de dunas, fomento de árboles forestales y un proyecto de Ley Forestal que sería la base de la Ley de Bosques de 1931.

En la segunda mitad del siglo XX, podría denominarse de la planificación forestal, surgió el Plan Chillán de CORFO (1958), el Plan de Reforestación del SAG (1964 – 1970), la Corporación de Reforestación (COREF)(1969) y el traspaso de competencias en áreas protegidas e incendios forestales a la COREF que significó que surgiera la Corporación Nacional Forestal (CONAF). En 1974 se traspasó al sector privado toda la actividad forestadora que realizaba el estado a través de la COREF, transformando los presupuestos públicos en un subsidio, lo que quedó recogido en el D.L. 701.

El siglo XXI se inicia sin legislación que fomente el bosque nativo que detenga la degradación y sustitución de ese recurso, con un sector industrial relacionado al aprovechamiento de pino y eucalipto que se ha consolidado en los mercados globalizados, con competencias forestales públicas dispersas en distintos organismos del estado y una serie de otras debilidades. El año 2008 se aprueba una ley de fomento al bosque nativo, no obstante la degradación de ese ecosistema forestal continúa.

Se identifican numerosas iniciativas que permitirían vincular al sector forestal con el desarrollo del país, en base a una nueva mirada que entrega la historia forestal de Chile.



El texto completo se puede ver en el siguiente link:



martes, 20 de noviembre de 2012

ORIENTACIONES DE POLÍTICA PARA UNA LEY DEL ARBOL URBANO

La incorporación del árbol urbano en los espacios públicos de nuestras ciudades ha sido un proceso lento y dificultoso (Ver Historia de la Arboricultura Urbana Chilena), el que se caracterizó en sus inicios por ser el resultado del aporte de personas y familias acomodadas, con ausencia del estado. Fue solo a inicios del siglo pasado que, con la celebración del primer Centenario de la República, el árbol urbano tuvo una presencia importante en áreas verdes que se crearon especialmente para tal fin. En épocas más recientes, a partir de mediados del siglo XX, el árbol urbano comenzó a ser incorporado de forma planificada en algunas ciudades de nuestro país, tarea en la que las municipalidades con mayores recursos fueron pioneras y muchas municipalidades pobres aún no pueden comenzar.

Puede ser éste el motivo o la causa del enorme déficit de árboles urbanos que existe en nuestras ciudades, a lo que se suma la confusión que existe entre arbolado urbano y áreas verdes. Para poner las cosas en su lugar es importante decir que en cualquier comuna en la que el árbol urbano forma parte de la planificación del territorio, encontraremos que el 80% del arbolado presente en ellas está situado en calles, avenidas o pasajes y tan solo el 20% de los árboles existente en dicho territorio estará situado en áreas verdes. Este dato proviene de comunas como  Santiago, La Reina, Providencia, Las Condes, Peñalolén, Vitacura, entre otras. Son comunas que tienen en total entre 50.000 y 70.000 árboles en su territorio, de los cuales, tan solo, entre 10.000 y 17.000 árboles se encuentran plantados en áreas verdes.

Desde la década del '60 del siglo pasado hasta la fecha ha existido un desarrollo significativo en el ámbito de la incorporación del árbol en la ciudad, desarrollándose paralelamente a este proceso la Arboricultura Urbanaque es la disciplina que se preocupa de esta actividad. En este período diversas municipalidades organizaron campañas masivas de arborización; los viveros rurales potenciaron sus  producciones de árboles urbanos; las municipalidades de mayores recursos comenzaron a licitar el diseño, creación y mantención de áreas verdes; se crearon las primeras empresas privadas para la gestión de áreas verdes, las municipalidades han licitado la mantención del arbolado urbano. En todo este proceso, finalmente, el estado jugó un rol, el que a partir de la década de los años  `90 del siglo pasado se estancó: solo basta ver lo que ocurre en la Región Metropolitana de Santiago, donde CONAF ha ido disminuyendo la cantidad de árboles que durante 20 años entregó, promediando los 20.000 árboles urbanos/año, llegando al límite de no impulsar proyectos innovadores como el Plan Santiago Verde del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago.

La preocupación por el arbolado urbano, que a inicios de la era industrial tuvo como objetivo ayudar a la higienización de los barrios y ciudades, 200 años después y a inicios del siglo XXI, con una nueva comprensión que aporta la arboricultura urbana, el árbol urbano se inserta en el contexto de los problemas globales que sufre el planeta y la sociedad en su conjunto, pasamos de ver el árbol urbano como un elemento que sirve para el ornato de nuestras ciudades a entenderlo como un ser vivo, que requiere cuidados, capaz de proveer múltiples beneficios ambientales, sociales, económicos y culturales. Este conjunto de beneficios del árbol urbano se constituye en un marco orientador, que permite fijar prioridades, orienta las políticas de arbolado urbano y da relevancia a la arboricultura urbana. Han quedado en el pasado aquellas preguntas que siempre se han hecho los urbanistas respecto del arbolado urbano y ahora, motivados por otros conocimientos profesionales, nos preocupamos de los temas que son importantes para lograr que nuestras ciudades sean sustentables. ¿Cual es la mejor combinación de árboles viarios y en áreas verdes que debemos lograr para generar un máximo de beneficios para la sociedad y el planeta?.  De lo que si estamos seguros es que debemos superar en el corto plazo las brechas existentes de arboles urbanos plantados entre comunas ricas y comunas pobres.

Antes de continuar es necesario preguntarse respecto de cuales son los alcances de la arboricultura urbana. Daniel Rivas Torres nos aporta cuando señala que la Arboricultura es la ciencia que se dedica al cultivo, al cuidado de los árboles, arbustos y enredaderas, considerados como individuos. Por lo general, el árbol que importa como individuo se encuentra en las calles, parques, plazas, camellones, andadores, jardines botánicos, arboretos, instituciones, empresas, viveros, unidades residenciales, casas, fincas, etc. Al árbol de las ciudades se le llama árbol urbano, y no árbol ornamental, porque, como ya hemos analizado, sus funciones son variadas y van más allá de un papel meramente estético.

Es importante destacar que la preocupación del árbol urbano como individuo significa también la preocupación por su entorno y las condiciones ambientales en las que se desarrolla. Por este motivo, entre otras materias, existe un consenso amplio respecto de los criterios de calidad que debe presentar un árbol urbano para ser establecido en la ciudad. Este no es un tema menor ya que sabemos de numerosas campañas que se hacen llamar de arborización urbana, regalan pequeñas plantitas de no más de 30 cm. de altura, de las que no se logra conocer ni siquiera el lugar donde esas plantitas fueron establecidas. Debemos buscar un nombre adecuado para aquellas campañas que no aportan árboles urbanos, que hacen mal uso de los dineros del estado  regalando pequeñas plantitas que no logran sobrevivir.

Fuente: Arbolado Urbano en la Legislación Forestal Latinoamericana

Para avanzar de forma decidida en lograr que las personas, las vecindades, los barrios, las comunas y ciudades dispongan y disfruten cada vez más de los beneficios que proveen los árboles urbanos, es necesario superar una serie de brechas, problemas y déficit detectados, los que se señalan a continuación: 


Déficit de arbolado urbano en comunas pobres
Excesiva presencia de especies caducas en ciudades con aire contaminado.
Árboles viarios sin riego y sin cuidados culturales.
Ausencia de criterios de calidad de producción de árboles urbanos.
Falta de herramientas de catastro y planificación del arbolado urbano.
En algunos círculos aún se utilizan criterios higienistas ajenos a la arboricultura urbana.
La arborización urbana se rige por la oferta de arbolitos y no por demanda planificada.
No se aplican en áreas verdes los conocimientos propios de la arboricultura urbana.
Falta de investigación en arboricultura urbana.
Desvinculación entre las actividades de arborización urbana y las zonas arboladas rurales.
No se utilizan especies nativas que crean hábitat para la biodiversidad regional.
Aplicación de podas que desfiguran y mutilan los árboles.
No existe un cuidado especial para nuestros árboles singulares.
Los criterios imperantes impiden que las empresas impulsen la arboricultura urbana.
Falta de competencias y conocimientos para orientar el manejo de los árboles urbanos.
Áreas verdes urbanas sin prioridad arbórea hacia la sustentabilidad.
Existe legislación que afecta negativamente el desarrollo del arbolado urbano.
Los presupuestos para arboricultura urbana son escasos y dispersos.

Para avanzar en la implementación de un sistema de gestión del arbolado urbano en nuestro país, es necesario definir una política nacional de fomento del arbolado en la ciudad, la que a la luz de los problemas detectados, sea capaz de abordar los siguientes objetivos:
  1. Consensuar un arreglo institucional en torno al fomento y cuidado del árbol urbano  que logre generar sinergias, cubrir vacíos y brechas e identificar y potenciar las capacidades existentes, potenciando su aporte al logro de ciudades sustentables.
  2. Incrementar la oferta gratuita de árboles urbanos de calidad del estado, fortaleciendo las vinculaciones público-privadas y de las organizaciones sin fines de lucro.
  3. Definir mecanismos e instrumentos que permitan fomentar la arboricultura urbana en un contexto de ciudades sustentables.
  4. Diseñar e implementar un sistema de indicadores que permitan identificar las especies que más contribuyen a lograr ciudades sustentables.
Para superar los problemas existentes y asegurar el logro de los objetivos señalados es necesario crear un cuerpo legal que tenga como objetivo el fomento, cuidado y protección del arbolado urbano, permitiendo incrementar los beneficios sociales, ambientales, económicos y culturales que éstos generan, pasando de criterios urbanistas tradicionales a la implementación de un nuevo paradigma del arbolado urbano que es coherente con el de ciudades sustentables.
Bellotos del Norte, especie en peligro de extinción, plantados en el bandejón central de la
Alameda Bernardo O`Higgins, frente a calle República.
Texto Elaborado por Santiago JM Del Pozo Donoso, Ingeniero Forestal de la U. de Chile.
Correo: arbol.cl@live.cl